La necesidad de avances y mejoras en operación de una compañía de movimientos de tierra y constructora de vías férreas en 1835, junto con la visión de un joven inventor estadounidense, dieron lugar a la revolución de la excavadora mecánica. Más de 180 años después, esta se ha convertido en una herramienta esencial, imprescindible, para el actual mundo de la construcción. Acompáñenos en este breve recorrido por la historia de una máquina esencial en el mundo en que vivimos.
Históricamente, como ha sucedido en innumerables ocasiones, la necesidad de innovar para optimizar y rentabilizar grandes operaciones empresariales, dio lugar a la proyección y nacimiento de una herramienta de trabajo pensada para incrementar la productividad, la excavadora mecánica.
Hasta mediados de la década de 1830, el movimiento de tierras se efectuaba básicamente con rudimentarios «rascadores» de metal y madera tirados por caballos, y cuando el terreno no lo permitía, se realizaba de forma manual, a pico y pala, mediante ingente cantidad de trabajadores (generalmente inmigrantes chinos, que ofrecían mano de obra barata).
El inicio de una revolución en la construcción.
Durante la construcción de la vía férrea entre Springfield y Worcester (Massachusetts), a cargo de la empresa contratista Carmichael & Fairbanks, un joven de tan solo 22 años recientemente nombrado socio de la compañía, William Smith Otis (emparentado con Elisha Graves Otis, inventor del ascensor «seguro»), diseña y crea en 1835, lo que en aquel entonces se conocería como «Excavadora de grúas para excavar y remover la tierra».
William Smith Otis (1813 – 1839)
Si bien la primera inscripción de patente es de 1836, la pérdida de las especificaciones durante un incendio, retrasó la adjudicación definitiva de la patente hasta el 24 de febrero de 1839.
El ingenio mecánico creado por el joven Smith Otis, básicamente imitaba los mismos movimientos de un hombre arrojando tierra en un cubo con una pala, y luego girando 90 grados para depositar el contenido del cubo en un vagón de transporte.
El esquema de ingeniería original especifica una grúa soportada por un vagón de ferrocarril, el cual sería arrastrado por caballos, por lo cual la primer excavadora no sería aún totalmente autónoma.
La operación de la herramienta contaría en aquel entonces con un cucharón metálico que rascaría una carga de tierra, para posteriormente elevarla con la grúa accionada por vapor y finalmente descargarla en vagones de ferrocarril, utilizando un sistema de poleas operado por trabajadores, para orientar la pluma construida en madera.
Presente y futuro de la excavadora mecánica.
La máquina inventada por William Smith era accionada, en parte por un motor de vapor, arrastre animal y maniobrabilidad humana, lo que permitía el movimiento de volúmenes de entre 380 a 400 metros cúbicos.
Más de 180 años de avances tecnológicos han permitido la innovación en motores de combustión de increíble potencia, y más recientemente motores eléctricos, incorporación de innumerables sistemas hidráulicos, casi infinitas configuraciones de longitud y profundidad de palas, así como la aparición de terminales y accesorios destinados a infinidad de tareas como martillos hidráulicos, multiprocesadores, tijeras, pulverizadores, pinzas, etc.
Cubetas de hasta 4.2 m³ por carga, como en el caso del cargador de ruedas Hidromek HMK 640 WL, o la incorporación de muy diversos sistemas de seguridad, cabinas de máximo confort dotadas de los últimos sistemas de operación, entre otros enormes avances en diseño, son el legado y testimonio de la visión de un joven inventor que perdura en el tiempo.
En SOMAQ compartimos esta visión, y nos mantenemos en permanente avance para ofrecer a nuestros clientes las mejores soluciones en maquinaria de obras públicas, reciclaje, ganadería y áreas verdes.